La sabiduría de lo ordinario, la importancia de las pequeñas cosas
- Rafael Govela
- 14 ene 2019
- 3 Min. de lectura
Agradecer, agradecer, agradecer...

Paradójicamente, el mundo, en apariencia ordinario, es extraordinario, pero como está ahí es lo cotidiano, no lo vemos o, tal vez viéndolo, no lo valoramos.
Nuestro acondicionamiento cultural está volcado a mostrarnos cosas y más cosas: riqueza, triunfos, éxitos, posesiones.
Estamos condicionados para admirar y alabar a los ricos y poderosos, las cosas más caras, las grandes casas, los automóviles, los muebles elegantes, el lujo…
Pero dime: ¿cuándo has agradecido por tener un escusado en tu baño? Imagina cómo cambiaría tu vida sin él. Sí, nos da risa, pero piénsalo: ¿qué harías a media noche?
Si lo vemos con atención, todo es un milagro: estar vivo, despertar, abrir los ojos y ver, poder levantarte de la cama y caminar.
El cuerpo, sus órganos, y todo su funcionamiento son algo maravilloso, una conjugación de miles de células, cada una con su función.
Los millones de cálculos que hacemos en segundos y las instrucciones que la mente da a los músculos para poder cachar una pelota son impresionantes.
¡Qué importante es reflexionar sobre ello y valorarlo!
Hay que considerar lo cotidiano como una fuerza. Los acontecimientos cotidianos adquieren una dimensión distinta si se les observa de cerca.
Los pequeños detalles, que parecieran carecer de significado, expresan el carácter y la verdad de las cosas y de las acciones.
Qué bello es ver a los seres queridos, a los amigos y a los compañeros de trabajo; apreciar el trabajo como lo oportunidad de servir, de dar lo mejor de nosotros a los demás; construir relaciones armoniosas y no buscar pretextos para discutir, ser amables.
Hermoso es también apreciar, valorar y dimensionar las pequeñas cosas, el ritmo cotidiano de la existencia, y dejar que fluya la energía positiva, confiando en que el Universo nos dará lo necesario para transitar por nuestros días.
Debemos valorar y dar su lugar a todas las personas, incluyendo a las humildes, de las que no solemos darnos cuenta y que, sin embargo, ocupan gran parte de nuestro diario quehacer.
Es bueno observar todas esas pequeñas cosas que tenemos en nuestro día, aun las más sencillas como nuestro cuerpo y sus funciones, los sentidos, los sentimientos, los seres que amamos, los útiles de la casa, los alimentos, el trabajo…
Valorarlas como bendiciones nos da un sentido de bienestar fijando nuestra atención en todo lo bueno que tenemos y ello nos debe llevar a agradecer y seguir agradeciendo.
Esta observación y valoración es fundamental, porque las cosas pequeñas y lo cotidiano también nos condicionan (con frecuencia) las costumbres, cierran horizontes a la posibilidad y a la voluntad de cambiar.
Estamos inmersos en un modo de pensar, en una rutina mental, sin tomar consciencia -con un espíritu fuerte- y darles los valores reales para liberarnos de su esclavitud y enfrentarnos con la mente libre y segura a los quehaceres de todos los días.
Hay que liberarnos de nuestra mente condicionada y vivir con libertad para cambiar, tomar nuevas actitudes, enfrentar los problemas con seguridad y energía, sin temores ni aprehensiones.
Hay que vivir cada segundo llenos de emoción por la vida, disfrutando todas las cosas bellas del camino.
A través de este doloroso proceso, he entendido y, hoy para mí es clarísimo, que lo valioso es el camino. Todo se trata de recorrer el camino y en él crecer, ser mejores, porque sólo el hoy existe.
Entonces, si lo que tenemos es el hoy y las grandes bendiciones cotidianas que nos rodean, ¿con qué los vamos a llenar? ¿Cómo los vamos a vivir? Está en cada uno decidirlo.
Invitación:
Te invito a hacer una reflexión sobre este tema y a escribir una lista de todas esas pequeñas cosas que están presentes en tu día y valorarlas, apreciarlas y, sobre todo, agradecerlas.
Verás cómo tu día se ilumina con tu alegría, y deseo que, al hacerlo, lo enfrentes en armonía y paz, tratando de dar lo mejor de ti.
Pon tu mejor cara al día y a los demás, verás como un trato amable y una sonrisa tienen el poder de cambiar tu historia.
Anímate!
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