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Testimonio de experiencias y aprendizajes: Blog2
  • Foto del escritorRafael Govela

El guerrero espiritual y la fuerza interior


Todo aquel que emprende el viaje interior es un guerrero espiritual. El viaje hacia el interior de uno mismo, hacia las profundidades del ser, que tiene como propósito seguir aquella sentencia de Sócrates: “Conócete a ti mismo.”


El viaje espiritual no es sencillo ni fácil de recorrer, la única manera de hacerlo consiste en emprenderlo con todo el fervor, la inteligencia, la valentía y la determinación posibles, para lograr la transformación personal.


Todas las religiones y los maestros espirituales señalan que el fin de la vida en la Tierra es lograr la unión con nuestra naturaleza fundamental iluminada, nuestra esencia divina: la unión con Dios.


La tarea consiste en conocer de modo profundo y encarnar nuestro verdadero ser. Hay que tomar consciencia de nuestra naturaleza primordial, de nuestra esencia, que ya es completamente perfecta. Esta realidad espiritual más elevada está aquí y ahora en la existencia. Sólo hemos de descubrirla y entrar en ella.


Todos podemos ser guerreros espirituales si nos atrevemos a cruzar el abismo que nos separa de nosotros mismos.


Para iniciar el camino de la meditación y avanzar en el desprendimiento, se requiere del abandono de todo nuestro condicionamiento cultural, las ideas preconcebidas, los criterios estrechos, los dogmas, sin lo cual no podremos avanzar.


Enfrentar el miedo al vacío, que produce soltarse de nuestra programación, es la herramienta fundamental de la liberación; soltarse del pasado. El desprendimiento es la senda que nos lleva hacia la verdadera libertad.


Al retornar a nuestra propia esencia y cobrar consciencia del espíritu divino que nos habita, comprenderemos que Dios es algo interno y presente en nosotros.


“Para conocer a Dios hay que conocerse a uno mismo. Dios es el espíritu universal y está presente en cada uno de nosotros. Su presencia es causal, sutil, y la función de cada uno de nosotros en la vida es darnos cuenta de ello. Su manifestación es un imperativo ético, su finalidad es la consciencia de unidad en la verdad, en el bien y la belleza, que habitará en todos los espíritus humanos, que dispondrá de energía inagotable y que se extenderá a todo el Universo, que es su hábitat natural y su razón de existir.”[i]


“Para ser guerrero espiritual es necesario desarrollar un determinado tipo de coraje, profundamente inteligente, apacible, intrépido; y, aunque los gurreros espirituales puedan sentir miedo, son lo suficientemente valientes para probar el sufrimiento, para establecer una relación clara con su miedo fundamental y para no evadirse a la hora de extraer lecciones de las dificultades…


Llegar a ser un guerreo significa que somos capaces de cambiar nuestra mezquina lucha en pos de la seguridad por una visión mucho más amplia, hecha de audacia, de apertura y de heroísmo auténtico.


“Entrar en el campo transformador de esta visión mucho más amplia es aprender a sentirnos a nuestras anchas con los cambios y a hacer de la impermanencia nuestra amiga.”[ii]


Hay muchos senderos para realizar este importante viaje de descubrimiento.


Hoy en día, tenemos abundante información. Muchas filosofías y doctrinas que nos orientan sobre la transformación personal, que hasta hace poco tiempo estaban reservadas para unos cuantos, están al alcance de la mano.


Desgraciadamente, nuestra civilización occidental está muy lejos de esa sabiduría. Vivimos en una sociedad centrada en el ego, el éxito material y el poder; y también estamos llenos de falsos profetas.


El camino que a mí me ha llevado a esta transformación ha sido el del sufrimiento. Independientemente de que desde muy joven empecé esta búsqueda, ha sido el cáncer el que me ha llevado a realmente profundizar en mi interior y a encontrar esa esencia divina.


Ha sido duro y he requerido de mucha entereza para transitar por estos senderos como ya la he venido comentando. Debo confesar que continuar sigue requiriendo, día tras día, de esa lucha, de ese confirmar mi determinación y encontrar esa fuerza.


No es algo alcanzado que me ha puesto en el Nirvana. No, no lo es. Todos los días, mi situación física, debido al avance tumoral, cambia. Recibo nuevos tratamientos y todo ello me presenta diversos desafíos que reviven fuertes y profundas emociones que, tal vez, yo creía superadas y que estremecen.


Tengo momentos de terrible flaqueza en los que quisiera retirarme, no continuar. Hay momentos de grave malestar que me hacen sentir solo y abandonado, ni siquiera logro meditar, pero no caigo en desesperación, espero con paciencia y oración, pidiendo luz, salvación, fuerza, fe, perdón, sanación, esperanza y mucha compasión.


Trato de volver a mi yo interno, reencontrarme con mi esencia divina y ahí nuevamente tomar la fuerza para resistir, la fe para darle sentido y vivir estos duros caminos con entereza. Encontrar el faro que da luz a mis acciones, les da sentido y las orienta.


Entiendo que el objetivo es el camino, el día a día y no llegar a una meta. El camino es la vida y la vida es aquí y ahora.


Fuentes:

[i] Marcos Constandse Madrazo. Yo soy nosotros. Una visión transpersonal del mundo. Editorial Diana. Octubre de 2012.


[ii] Sogyal Rimpoche. El libro tibetano de la vida y de la muerte. Ediciones Urano, 2014.

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