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Testimonio de experiencias y aprendizajes: Blog2

El valor de la adversidad para evolucionar

  • Foto del escritor: Rafael Govela
    Rafael Govela
  • 14 ene 2019
  • 3 Min. de lectura

Estoy convencido de que todos los sucesos que se presentan en nuestras vidas tienen un mensaje oculto. Son un reto para descifrar y, al lograrlo, constituyen una oportunidad para transformar, para crecer, para evolucionar, especialmente cuando resultan adversos y dolorosos. En mi caso ha sido el cáncer.


El cáncer es una de las enfermedades más temidas en la actualidad, no sólo porque en muchos casos es mortal, sino también por los tratamientos de quimioterapia que son muy duros y que requieren de gran fortaleza y voluntad para enfrentarlos.


La adversidad en una situación desgraciada, pero todos sabemos que en ella se conocen a las verdaderas amistades.


En la adversidad, se descubren a las personas fuertes, pues para afrontarla, salir adelante y superarla se requiere de paciencia, esfuerzo, optimismo, esperanza, fortaleza, valor y temple para no rendirse.


Hay que dejar de lado las lamentaciones, superar el mal momento, aprender de ello y centrarse en reconstruir otra vez la vida.


Evolucionar es cambiar hacia el bien, pasar de un estado a otro, desarrollarse, transformarse.


¿Qué quiere decir todo esto de transformarse, de cambiar y de pasar a otro estado? Quiere decir tomar consciencia de nuestra esencia divina y comprender que esa esencia es común en todos los seres humanos.


“Para cada uno de nosotros, la consciencia es el nivel de sí mismo en el que nos sentimos ser; lo es para nosotros y fuera de ella no se es nada.” *


Tomar consciencia de nuestra esencia requiere de desprenderse del yo, de la mente egotista que nos individualiza y nos separa de los demás, de las ideas preconcebidas, de las herencias culturales y religiosas, de los conceptos rígidos, de los dogmas.


“En lo espiritual, eso (tomar consciencia) no significa adquirir, sino desprenderse. La consciencia es de esa forma, no hay nada que añadir sino quitar; la consciencia es el Absoluto.” *


En esta consciencia se “es”. Es el retorno al origen.


“Esto sucede en el hombre; la consciencia se da cuenta de que es consciencia; todo ser humano, para darse cuenta de que así es, de que ése es el único fin y motivo de la esencia de la existencia, de que el proceso es lo que cuenta, tendrá que evolucionar y deberá tener el impulso del ser.” *


Hay muchos caminos para llegar a esa comunión, a esa integración. Para mí el camino ha sido la enfermedad. Para enfrentarla cómo ya lo he comentado, para vivir el dolor y el sufrimiento, y para darle un sentido, he buscado en mi interior y allí he encontrado el espíritu que nos anima, esa esencia divina que le ha dado un gran sentido a todo este doloroso proceso.


Ese ver dentro de mí mismo le ha otorgado significado a mi vida. Entenderme como ese “ser”, el ser universal que a todos nos alienta, que nos une y, con ello, cambia la visión de los demás, del otro, del prójimo.


“El hecho de considerar que todo ser humano, como nosotros mismos, es fin y no medio. Esto nos lleva a concluir que ‘el otro’ ser humano tiene dignidad infinita como la tenemos nosotros…, como lo es el espíritu divino…, el otro es como yo o el Espíritu está en nosotros, que es lo mismo.” *


Para mí ha sido un despertar, un darme cuenta que me ha llenado de emoción, porque, en muchos momentos, siento en mí su presencia que me fortalece, me da fe y esperanza.


Hay que trabajar con el sufrimiento, no sólo físico sino también emocional y psíquico, y transformarlo.


Los momentos en que padecemos el sufrimiento, si los sabemos entender, son en los que estamos más abiertos y allí, donde somos sumamente vulnerables, puede ser en realidad el lugar donde yace nuestra mayor fuerza.


Esto requiere tomar una decisión: no tratar de huir del sufrimiento, aceptarlo y utilizarlo para evolucionar y, por medio de la práctica espiritual, descubrir lo que hay más allá del dolor.


Hay que vivirlo, no sólo saberlo. Hay que “ser” y por eso podemos afirmar “yo soy”.


“Podríamos decir que la evolución del ser humano es el desarrollo de la consciencia, la búsqueda del Nirvana o del arrebato místico, la comunión con Dios o el camino hacia el Espíritu que se logra a través de ese permanente enfrentamiento con nosotros mismos, el cual persigue responder al imperativo ético: el ser humano es fin, no medio.


Fuentes:

Marcos Constandse Madrazo. Yo soy nosotros. Una visión transpersonal del mundo. Editorial Diana. Octubre de 2012.

 
 
 

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