La actitud y el sistema inmune
- Rafael Govela
- 14 ene 2019
- 4 Min. de lectura
Ante a la adversidad es fundamental la actitud con la que encaremos el problema. Frente al cáncer, que nos presenta una lid formidable, es muy importante nuestra actitud, porque el reto es de vida o muerte, y ella determinará cómo vivamos el proceso.
La actitud determinará el mayor o el menor grado de nuestros dolores y sufrimientos, dependiendo si es positiva o negativa, y también que encontremos en esta senda un sentido y el valor de cambiar para no atarnos a la tristeza que no nos merecemos.
La actitud es la respuesta emocional, mental y espiritual que damos a las circunstancias; parte de los conceptos, emociones y conocimientos que tengamos de la vida; de nuestra visión del mundo y de nuestras creencias en el espíritu, lo divino y la magia.
Mi visión siempre ha sido alegre y con una esperanza confiada. Así soy.
Las experiencias que les voy a compartir en estas narraciones se originan de mi mirada positiva, que me ha llevado a vivir estos acontecimientos con entereza, y llevarlos, no sin un gran esfuerzo de despertar mi consciencia, a un plano creativo.
Mi circunstancia me ha hecho abrir la mente, dejar atrás ideas preconcebidas y tantos conceptos culturales y religiosos que nos mantienen atrapados en el confort de una vida adaptada a nuestro entorno social, los que, tal vez, nunca nos hayamos cuestionado.
El cáncer y mi voluntad de vivir han sido los impulsos para este cambio fantástico que he tenido: tomar consciencia y desprenderme de ese alud de criterios, creencias e ideas que me impedían entrar en mi interior y avanzar limpio por un nuevo sendero.
Por todo ello, me ha sido indispensable cambiar y abrirme a nuevas posibilidades de existencia, de mi visión de la vida, ampliar mis horizontes y posibiidades, venciendo el miedo ante lo nuevo, a lo nunca antes vivido, con una postura revisada y fortalecida, y en ese rumbo, que podría parecer tenebroso para algunos, encontrar una oportunidad de realización.
En este proceso, no estamos solos. Tenemos millones de defensores.
Los anticuerpos y los glóbulos blancos, que constituyen el sistema inmunológico, son millones, literalmente un ejército de millones y millones de soldados diseñados y bien entrenados, dispuestos para el combate en defensa de nuestro organismo.
“El sistema inmunológico es la defensa natural del cuerpo contra las infecciones causadas por las bacterias y los virus. A través de una reacción bien organizada, el cuerpo ataca y destruye los organismos infecciosos que lo invaden. Es una red compleja de células, tejidos y órganos y las sustancias que estos producen, que ayudan al cuerpo a combatir infecciones y otras enfermedades. El sistema inmunitario se compone de glóbulos blancos, y órganos y tejidos del sistema linfático como el timo, el bazo, las amígdalas, los ganglios linfáticos, los vasos linfáticos y la médula ósea.”*
“Un anticuerpo es una proteína que reacciona contra un antígeno en un organismo de tipo animal. Los anticuerpos, que pueden hallarse en la sangre o en otros fluidos del cuerpo, son utilizados por el sistema inmunitario para reconocer y bloquear virus, bacterias, parásitos u hongos.”**
Hoy es reconocido que el cáncer está acechando para aprovechar cualquier debilidad física o emocional para avanzar inmisericorde. Por eso depresiones, ansiedades, angustias… generan impulsos al crecimiento del cáncer y mayores sufrimientos al que lo padece y a quienes lo rodean.
Me he propuesto estar física y espiritualmente fuerte para enfrentar este desafío. Trato de mantenerme alegre, a pesar de todo, porque existen los milagros, pero hay que provocarlos. Y es en este proceso en el que nuesro estado emocional puede ayudar al sitema inmune a cumplir con su trabajo: la mente y el cuarpo luchando juntos, como alíados, junto con emociones positivas son responsables de lograrlo..
La ciencia y la medicina modernas han comprobado que el sistema inmunológico necesita de nuestra ayuda y soporte. Como todo ejército, los glóbulos blancos, y entre ellos los anticuerpos, no sólo deben ser abastecidos y pertrechados, también necesitan la motivación de un líder para llenarlos de ímpetu, confianza y optimismo. Ellos son siempre fieles y luchan sin claudicar.
Soy una persona que batalla, apostando por la vida. No soy un místico ni un iluminado. Lucho siguiendo los tratamientos médicos, pero también con mi voluntad de sostener una posición fuerte y de buen ánimo, que me ha conducido al crecimiento espiritual.
El que alimenta, fortalece y anima a mis anticuerpos soy yo.
Además, no somos los únicos afectados, nos rodean nuestra familia, los amigos y otras personas cercanas. Nuestro cáncer también constituye un enorme reto para esos seres queridos. Como vivamos nuestra experiencia, también los afectará directamente. Vernos postrados, desorientados o deprimidos puede generarles una gran ansiedad.
Qué triste sería para mis hijos ver a su padre derrotado por la adversidad. Así que tomar consciencia de mi ámbito y cambiar mi conducta, puede también constituir un ejemplo de gallardía.
Qué diferente es verme en pie de guerra, con fuerza y mucha fe. Estoy afectado, debilitado, herido, dolido por las quimioterapias, impactado por los sucesos que me han estremecido muy hondo, pero ante la incertidumbre ofrezco mi mejor ánimo y entusiasmo.
Estoy convencido de que podemos transformar los sucesos negativos en positivos, convertirnos en “El alquimista” como lo expreso en “El diagrama: impulso de vida, impulso de muerte”, que a continuación les presento.
No se trata de desconocer las emociones oscuras, que vivo y enfrento con frecuencia. Los temores y la inseguridad ante lo desconocido, el dolor y el sufrimiento pueden ser poderosos aliados que nos dan pistas para entendernos y cambiar.
Si bien el optimismo es una herramienta fabulosa, también lo son el miedo, la culpa, el enojo, la soledad, la frustración… para transmutar, trascender y evolucionar.
Para orientar mi actitud, cambiarla y sostenerla, he encontrado instrumentos extraordinarios. Según el tamaño del reto, es la proporción de nuestra energía. Como iré comentando en las subsecuentes narraciones, he logrado contactar con mi interior y ahí con mi espíritu, a través de la meditación, el vuelo de la imaginación, visualizaciones, lecturas, la música, la observación de otros que sufren por cualquier motivo, la compasión y ahí he encontrado la fortaleza y la inspiración.

*La actitud. Visitar Wikipedia. La enciclopedia libre.
** Diccionario del Instituto Nacional del Cáncer. www.cancer.gov
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