La quimioterapia. Poema

Al Doctor Jesús Alberto Limón Rodríguez.

Fuerza siniestra, poderosa y destructiva,

se mueve, se desliza, sólo la intuyes.

Aroma sutil de trapos podridos,

de tierra de panteón.

Te llena la boca, las encías, el paladar,

de especies rancias;

te reseca, te pegostea la saliva.

Las entrañan te advierten su presencia,

dentro de ti avanza,

serpiente de fauces portentosas.

Te asusta.

te subyuga,

te arrastra.

Tus fuerzas te abandonan,

tus energías se retiran,

te rindes… te entregas.

Te hundes en el abismo.

Desde las profundidades,

por los intersticios de tu celda;

como reo encadenado presencias perplejo la batalla.

No es en tu contra,

es por tu rescate.

La sostienes, la soportas,

realiza su labor y te avasalla.

Entiendes otra presencia,

allí ha estado siempre, es silenciosa, sublime, inefable,

suave como unos labios.

Una luz en tu interior ilumina tu mirada.

Es una mano superior que te sostiene.

Sientes su amor, te toca:

¡Eres el hijo que vino a liberar!

Te llena de vida,

te advierte el camino,

te enciende de esperanza…

Gracias, Señor, por la batalla.

Rafael Govela y Autrey

Cancún, Quintana Roo a 18 de junio de 2016