Tomar Decisiones, Enfrentar con Entereza
- Rafael Govela
- 14 ene 2019
- 2 Min. de lectura

Enfrentar el diagnóstico del cáncer me llevó a asumir una decisión. Ya antes, por el camino de mi vida, lo había entendido, pues hace mucho tiempo aprendí, gracias a Deepak Chopra, que, cuando alguien me agrede, me insulta, yo puedo decidir entre: enojarme o no hacerlo.
Fue un maravilloso descubrimiento, muy liberador. Desde ese momento, decidí no enojarme. Tomé conciencia de que podía tener control de mis reacciones y emociones ante los estímulos externos. Me dio excelentes resultados íntimos y profesionales.
Ahora frente al cáncer: ¿era yo víctima del destino? No, no me gusta el papel de víctima, la víctima entrega el poder y se rinde. Es inocente, no se lo merece. Le ha caído la mala suerte y ¿qué puede hacer frente al infortunio? Sufrir inerme las consecuencias, y ya no se pregunta por el sentido de la desgracia en la que se encuentra.
Al mover mi voluntad una vez más, ante este ámbito desconocido que se me presentó inesperadamente, y la incertidumbre de la posibilidad de sanar, decidí enfrentar el reto más desafiante de mi vida: un duelo entre la vida y la muerte, en el que intuí me esperan situaciones dolorosas y, tal vez, terribles.
Mover la voluntad es establecer un propósito firme. No se trata de un buen deseo, no se trata de un “me gustaría” o “un quisiera”. Se trata de tomar una determinación, una resolución personal, una orden que la voluntad establece de manera fija, con osadía,
Decidí enfrentar con entereza lo que viniera. Sí, era tremendo, pero fundamental, porque la pregunta no es ¿por qué?, sino ¿para qué?, porque entonces abrí la mente para descifrar esa amenaza y se abrió un sendero lleno de insólitas y estrujantes emociones.
Es un sendero de extrañas aventuras, de muchos cambios, y, por supuesto, de grandes esfuerzos, de excesivo trabajo. Una lucha para vencer a la mente y sus mensajes negativos que asustan y generan pesadumbre, y mi respuesta fue fortalecer el espíritu.
Volví la mirada hacia el interior, lo que implicó un cambio completo en mi actitud de ver la vida. Busqué en mi interior la fuerza y el valor para afrontar lo inexplorado, sin miedo a la muerte, como comento en mi artículo “¿Y si muriera esta noche?”
He vivido tiempos tempestuosos, las dudas y los desalientos agitan mi conciencia. Ni siquiera logro esperar a que lleguen momentos serenos. Al avanzar, la fortaleza ha ido creciendo en mi interior en una senda de dolores, pero también de muchas alegrías.
He crecido mucho en lo espiritual, y una sutil y brillante claridad me ha hecho entender, darme cuenta, y confirmar que en mi interior vive el espíritu; descubrir esa voz que me da la fe y la esperanza, y de que estoy en manos de Dios.
Cancún, Quintana Roo, 24 de julio de 2018.
Invitación:
¿Has buscado el sentido trascendente de los tiempos tempestuosos?, ¿de las fuerzas y virtudes necesarias para enfrentarlos?
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